No cierro los ojos aunque se llenen de tierra, la cruz que sostengo es la propia columna extendiendo los brazos, invitando, retando, provocando sin hablar.
De frente pero caminando errante para distraer, porque el disfraz ya lo dejé en las fotos, en los recuerdos formales, ahora mi corazón solo está protegido por la piel, y las voces son cuervos que vienen tras de mí pero, de frente.
Las cadenas son un adorno, y la sonrisa también, pero no estoy sonriendo, contra el viento me estoy carcajeando.
Desde abajo, luce terrible el semblante descortés y confiado, el hombro un poco dislocado, alocados los dedos que no paran de bailar, ahora los labios se van prolongando hacia los oídos pero solo se adivina que son labios porque los dientes se vuelven cada vez mas colmillos, cada vez más triunfo y solo una vez palabra.
Girando el cuello con firmeza para retirar el largo mar de cabello del rostro y ante la posibilidad que parecía imposible, tan dispar, tan fuerte, es cierto todos me decían que no y por eso ¡sí!, pero que comience la diversión ¿quién me va a detener?
VICTOR NEKRO
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