Cuando se
desgarra el cielo y la lluvia duele, cuando las sombras completan el paisaje,
cuando comienzo a escuchar tu voz.
Invita la
noche, y las uñas comienzan a crecer, la fe delata su propia naturaleza, y la
naturaleza se convierte en mi fe, fría y sin hacer preguntas.
Besando el
suelo para que después el cielo descubra, ya de los hombros escurre vacilante
la filia escarlata. Un ojo púrpura y el otro que mira hacia adentro, sobre mi
espalda el peso muerto, de ti la solicitud.
Cuando la
dosis ya nunca alcanza, cuando las etiquetas dejan de vestir, cuando te dije
que iría de viaje hacia mí. Cuando las bondades cortantes del diagnóstico
perverso no detienen, motivan.
Cierro la
puerta, pero no imagino como regreso, sobre algún cartón o las escaleras, pero
casa al fin. A tu llamado ofrende.
Cuando
despierta la noche.
Ya mis
prendas obligadas al rojo, pintando los rostros que quizás mentí, cuando llegan
las garras y me olvido de reír.
VICTOR NEKRO