¿Escuchas, agujero mal-oliente?
¡Decadentes y embriagadas melodías,
se tornan en salvajes navajas
virtuosas sobre mi piel!
Soy las delgadas muñecas por donde fluyen
Rítmicamente las gotas de mi sangre,
Cayendo in crecendo en la cal ardiente,
Esculpiendo notas en el polvo caliente
Letrina por donde se escurre el suicidio
¡Escucha los ecos de mi réquiem en las paredes
de tu pútrido agujero!
Soy las muñecas muertas con el dolor vivo en las venas,
Soy la piel pálida anunciando
La caída en esta repugnante oscuridad
Soy los acordes en armonía
con los lamentos de las melodías,
Soy las corchéas hirientes que gritan y
perecen como la vida,
Soy el corazón bailando
al sádico ritmo del dolor.
!Letrina! ¿humillada por mi música?
¡Pero si la sangre embriagada de notas melancólicas,
Coreando los acordes decadentes,
Te dan el honor de impregnarte del olor de mi muerte!.
¡Letrina¡, Indiferente testigo del sepelio de mi cobardía,
Que aunque sepultada en cal ardiente
!no opaca este maldito olor estridente!,
ni calla los lamentos de mis notas tristes
ahogadas en este caldo de mierda
teñida con las notas de mi sangre.
Por: Israel Macab
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