Siento que
esto no pudo pasar, en el suelo sobre mi mano me queda admirar ese hermoso
tatuaje, el mejor, el que cubre toda mi piel, el tatuaje del tiempo.
Se siente
como nada, se siente también como todo, combinados de tal forma que no me da
tiempo de distinguir, se sintió como aquella ocasión que te besé mandando al
diablo sin parar a los que nos rodeaban, y se sintió como aquella ocasión cuando
frente a los mismos te abracé tan fuertemente para decirte al oído: ¿Sabes qué?,
Jódete.
Los tatuajes
deberían permanecer en los cuerpos, al igual que las traiciones, y los bosques
oscuros del amor, pero este comienza a salir a chorros.
Cuando
corría, improvisando para salvar lo que quedaba de mí, el mundo se tornó
errante, detrás de mi futuro el destino se volvió cero.
Ya no puedo
sentir, porque ese impacto perforó, y la sangre le da vida ahora a las calles,
un tatuaje vivo de muerte que seguirá saliendo aún cuando ya no pueda escribir,
ahora.
VICTOR NEKRO