Eres la compañía que me invento en el camino
-que con rosas o espinas es el mismo-,
la escalera en la que subo a la cumbre
para lanzarme al vacío, filo de contrastes
en que me sangro para sentirme vivo.
en que me sangro para sentirme vivo.
No podría estar contento sin ti -¡Cómo lo estoy!-,
pajarillo con su pequeño grano de sorgo
aleteando entre los mirtos, sin advertir,
la predación ensangrentando el final del cuento.
No me atrevería a tomar tu nombre como mío,
ni podría guiar tu atención hasta mi canto primitivo;
éxtasis de dualidad, río que arrastra júbilo y desesperanza,
vértigo de simas y cimas.
Mano que me prensa y me destruye,
para grabarme en formas imperecederas, eternas.
ALEQZ GARRIGOZ
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