Solo una
palabra,
El dolor en
tus ojos,
El sudor que
escurre por tu cuello hinchado de agonía…una corona de espina
Mi conciencia
toda alterada, este cuerpo que ya solo es tibio.
Una ultima
cena,
Las primeras
caricias, los besos intermedios,
Las
traiciones perdonadas, la devoción prefabricada,
Pequeños destellos
de una inocencia falsa.
Tu amor lascivo
me ha guiado,
La desviación
amorosa de tus actos me ha enseñado el camino,
Dile a tu
madre que su virginal pecado,
Ha sido
nuestra inconsciente penitencia.
Me has hecho
cargar la cruz de tu dulce salvajismo,
Me he caído
en el camino que me lleva a encontrarme en tu castigo,
Los clavos de
tu eternidad se me han clavado en las manos,
No… no
dejaras que nadie mas me limpie la frente; esta prisión de tus brazos es mi
sacrificio.
Yo no tengo
un padre que vaya a perdonarte,
no hay nadie
que venga a llorarme en cuanto hayas acabado conmigo,
no voy a
resucitar después de haber disfrutado del dolor propinado…
yo
profetizaré, que al final de todo, mi corazón latió y latirá siempre en tu
pecho.
Ingrid
Rohe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario