jueves, 10 de enero de 2013

SONREÍR AL CUERVO


Mis dedos, el cuello, tómalos al fin y al cabo se congelarían esperando a los otros. Llévate el ojo, el brazo y las rodillas, pero déjame el ojo y el brazo izquierdo que desde arriba se mire el lado siniestro.

Te regalo la médula y la espina, ya no quiero ni puedo caminar. Cómete los sueños, las uñas, pero déjame las pesadillas, y pelearé por las garras.

De la sangre si es que algo queda, permite que le de forma a lo que fue un cuerpo completo ya después cuando se vea morada en la noche es tuya también.

A cambio, regálame ser tú por este momento, quiero ver la pieza que fui, mientras árboles, caballos y nubes choquen alrededor, el cuervo de las razones apestosas, de los lugares sin nombre y del final inesperado. Ahora me mira, me miro, trozos de ligamento y algo de sonido queriendo realizar algún gesto.

Momento presente que al terminar de leerse es pasado. El fragmento quedó postrado en el césped con menos de la mitad, pero dibuja de forma encantadora un algo que ya inmóvil sonríe, sin lengua y con la dentadura destrozada, pero sonríe.

                                                                                      VICTOR NEKRO.

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