De vuelta a la oscuridad, encadenado a la soledad,
Vuelve a lacerarme y bebe un poco de mi sangre,
Respira de mí la última esencia que te pertenece,
Haz comido un poco de mi corazón y estoy dispuesto a entregártelo todo,
Vuelve a clavarme tus dientes y déjame sentir el calor de tu cuerpo.
Cobíjame con tus alas, que se han puesto igual que la noche,
Sobre mi ventana nada más entrará un halo de luz de luna,
Para que cada noche que vea ese recuerdo y viva en mí tu presencia.
Danzando están las almas perdidas,
Que buscan consuelo con la luna,
Se escuchan murmullos de lamento, pero mi corazón está en paz, porque tú lo has mordido.
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