Estoy condenada
a lo sereno,
Atada a una cotidianidad llena de esperanza,
Prisionera de este desierto húmedo y frío,
Verduga de la sanidad rescatada en terapia
electro-convulsiva.
Estas cadenas pesan,
Me arrastran sin sentido a un espacio mas iluminado,
temido;
Estas ropas ajenas me dan camuflaje entre todas
estas alimañas fotofobicas,
Vagabunda, solitaria, miserablemente afortunada.
El amor ya no me salva,
Tampoco sirven tus miradas sobre este cuerpo
cansado,
Duele esta tranquilidad cuando te miro,
Que goce es pensar en que el sufrimiento lo abarca
todo.
Esta jaula de tierra me ha tragado,
Ya no soy yo la que habla por esta boca siempre
deseosa de ser
violentamente cerrada,
Quiero deshacerme de todo lo que aun no tengo,
Voy a intentar no jalar el gatillo que he estado
apretando
desde que nos encontramos.
Ingrid Rohe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario