Dura 30
segundos sin despegar la vista del espejo, del charco o cualquier material
reflejante, 30 segundos en tu rostro sin parpadear o despistar la mirada como
queriendo no retarte.
¿Cuanto
dura la certeza de que eres tú?, ¿de que te ves como imaginas que te ves?, ¿de
que tu eres el que se mueve primero y no el que reacciona?, si la curiosidad
rebasa a la cotidianeidad quédate otro rato, y descúbrete desde afuera.
En los
instantes de duda y alienación, derrumbaré a mi mismo como un castillo, y de
las partes se forma el collage de las inquietudes y variadas tonalidades que
desde pequeños nos han pintado, ahí
mismo es cuando nos descubrimos tan disonantes, tan lejanos.
El
reflejo va más allá del simple instinto de sombra o naturalidad reactiva, nos
regresa todo lo que le mandamos sin filtros, en honesta representación de la
débil realidad, si le brindas indiferencia, indiferente te muestra, si le
arrojas piedras, los vidrios y el agua te rebotan con la misma capacidad
dañina.
30 segundos
más para volver, pues ya los demás se quejan de tan extraño comportamiento,
quedarse frente al reflejo inertes y analíticos, se quejan tal vez porque
temen a su propio reflejo o porque tal vez vieron que del otro lado las cosas
se mueven de forma tan extraña y el miedo habla.
VÍCTOR NEKRO
No hay comentarios:
Publicar un comentario