Cuando me
descubres gritando, enrarecido y cubierto de convicción, conquistando por
instantes la normalidad bajo el pie, en las costras de lo que alguna vez fue
alguien conocido y bajo control.
El
momento en el que tuviste miedo de mí, cuando mis ojos se tornaban morados y
sangraban a placer, el corazón a la izquierda parecía quererse dividir en 2 y
bombear la sangre oscura que la piel casi con permisiva dejaba reflejar.
De el
otro que no logró nacer, que pesa y respalda mi existencia, que no conoció el
viento o la soledad, pero funciona en mi soledad brindando el aire de
brutalidad. Aunque no tuvo rostro, el mío en ocasiones de forma caprichosa
parece deformarse intentando parecerse a lo que pudo ser él.
Se dice
que la muerte es vida y viceversa, en fin la muerte es muerte y apesta, así
después de casi 9 meses inconscientes compartiendo centímetros de vida tu
muerte se me tenía que tatuar, el otro no existe, el otro complementa.
Se
evidencía en los arranques implosivos de locura, en la plasticidad del
pensamiento trastornado, de reconocer frente a cualquier reflejo que hay algo
más, algo alojado en el izquierdo, y que de noche me llama desde adentro para
salir a jugar.
Es así,
en medio del mundo agitando la tierra y moviendo la cabeza, en ocasiones tu ,
en ocasiones yo, como valoro la extraña-exenta opción de ser mas de 1, porque
ya se estableció por quién escribir verdades sabe, que quien es más importante,
¿yo o el otro?, el otro soy yo.
VICTOR NEKRO
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