jueves, 1 de septiembre de 2011

EL AHORCADO

Cual péndulo que hipnotiza,
de una rama sin doblez bajo el peso del pecado,
hay un hombre en edad del Infierno merecer.
Un pájaro carroñero le almuerza los ojos.
¡Ay cómo pica y devora el hermoso!

Tieso de rigor mortis, la piel acanalada
le es flechada por gusanos inmundos
que han forjado caverna en su abdomen morado
y de su entraña hacen cunero
de terrible ejército apenas nacido.
Oh proletariado anélido, parásito.

No hay mucho, sin embargo, con que impresionar:
jirones que son su ropa, hedor, la cabeza caída
y la obvia garganta castrada.

Alguna vez me hubiera arqueado de ascos,
espantado de pesadilla al rojo vivo:
antes fui un niño, ahora no.

¡Qué bella puede ser la muerte ajena!

                                                        ALEQS GARRIGOZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario