Cual
péndulo que hipnotiza,
de
una rama sin doblez bajo el peso del pecado,
hay
un hombre en edad del Infierno merecer.
Un
pájaro carroñero le almuerza los ojos.
¡Ay cómo pica y devora el hermoso!
¡Ay cómo pica y devora el hermoso!
Tieso
de rigor mortis, la piel acanalada
le es flechada por gusanos inmundos
que han forjado caverna en su abdomen morado
y de su entraña hacen cunero
le es flechada por gusanos inmundos
que han forjado caverna en su abdomen morado
y de su entraña hacen cunero
de
terrible ejército apenas nacido.
Oh proletariado anélido, parásito.
Oh proletariado anélido, parásito.
No
hay mucho, sin embargo, con que impresionar:
jirones que son su ropa, hedor, la cabeza caÃda
y la obvia garganta castrada.
Alguna vez me hubiera arqueado de ascos,
espantado de pesadilla al rojo vivo:
antes fui un niño, ahora no.
jirones que son su ropa, hedor, la cabeza caÃda
y la obvia garganta castrada.
Alguna vez me hubiera arqueado de ascos,
espantado de pesadilla al rojo vivo:
antes fui un niño, ahora no.
¡Qué
bella puede ser la muerte ajena!
ALEQS GARRIGOZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario